Después del final de fiesta, cena y entrega de premios, del viernes noche en Essaouira, empezaba el viaje de vuelta para los equipos. Nosotros, a diferencia del año pasado, nos habíamos planteado subir tranquilamente y haciendo "turisteo", así que el sábado salimos con rumbo a Marrakech en compañía de nuestros compañeros de aventura santanderinos. Llegamos a Marrakech por la tarde y nos dedicamos a recorrer su Medina, pasando por la plaza Djemaa el Fna. Nos impresionó ver como los motoristas pasaban por la estrechas y concurridas calles con el "chuspino" y a lo loco, pitando para pedir paso. El consumismo nos invadió y casi todos acabamos con unos cuantos relojes de imitación, previo extenuante y a la vez divertido regateo. Nos hizo gracia la frase "precio democrático amigo, no malo para mi no malo para ti". Acabamos el día con unas birras y posterior cena en las terrazas cercanas a la plaza. Pasamos muy buenos ratos con los santanderinos. Al día siguiente, nuestros amigos se fueron a esquiar y nosotros rumbo a Chauen o Chefchaouen, una bonita ciudad situada al norte del país que parece un pueblo andaluz, con casas blancas y encaladas en azul que se encaraman en la montaña, es el Mojácar marroquí. Allí nos juntamos con el Can Català Panda Team, ellos venían de Rabat y Marta, que ya conocía Chaouen, nos reservó habitación en una pensión muy guapa y económica. El lunes por la mañana, antes de salir dirección a Tánger para coger el ferry, Anouar, un amigo de Marta muy majo, nos hizo de guía turístico. ¡Ho vam passar de conya!
Llegados a Algeciras recorrimos algo más de 100km para hacer noche en Málaga. En ese trayecto dejaron de funcionar las luces traseras y tuvimos que parar para solucionarlo. Ese no fue el mayor problema de la vuelta, ya que antes de llegar a Chauen el coche se quedaba sin aceite, el motor ya no da para más. Cada 30 litros de gasolina, un litro de aceite. ¡Parecía una moto 2 tiempos! El martes recorrimos los centenares de km que restaban para llegar a casa, mirando de reojo el testigo de aceite. Finalmente llegamos a Granollers, sorprende lo que llegan a aguantar estos hierros.
Impresionante aventura chicos. Enhorabuena. Envidia sana campeones.
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