El raid acababa a lo grande en las playas de Essaouira con un recorrido de ida y vuelta que sumaba más de 20 kilómetros. Para poder disfrutar de esos kilómetros de arena tuvimos que madrugar y de ese modo evitar la subida de la marea.
Era la última etapa y éramos de nuevo primeros. En teoría era un simple trámite, pero podían pasar muchas cosas y además el motor sonaba raro, sería de “la junta de la trocola” porque el coche aguantó. Fue cruzar la meta y desatar la emoción contenida, liberándonos de esa tensión que unos momentos antes cortábamos con un cuchillo para untarnos en tostadas.
Y después abrazos, cava, bengalas…
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